Pancartas Escritas con Sangre
- Alexandra Paulós
- 28 ene 2016
- 5 Min. de lectura
Las mujeres NO somos cuerpos sin cabezas

Respuesta al artículo de La Diaria.
Una de las situaciones más violentas que repite la publicidad visual, es el desmembramiento del cuerpo de las mujeres, mujeres sin cabezas... Las mujeres tenemos cabeza, con cerebro incluido, hasta las feministas. Nuestros cuerpos no son pancartas de carne, nuestros cuerpos son nuestros, para nuestro goce y ejercicio de derechos, derechos que no debemos pedir, pese a que parte de la sociedad se empeña en creer que debemos ser cautelosas. Si decidimos usar esos cuerpos tan nuestros para proclamar una consigna, no debería molestar a nadie. Hablemos claro, no les molesta una consigna, les molesta que no sean otras personas que detentan privilegios las que la decidan. No veo muchas quejas en las cientos de publicidades en las que el cuerpo de mujeres se usa desmembrado, mutilado, insinuando violaciones, sumisión, pero nos alarmarnos con una manifestación dentro de la, que mujeres y varones con torsos descubiertos y escritos... Perdón, nos alarmarnos solo de los torsos semidescubiertos de las mujeres e incluso se tipifica de irresponsable a quienes le dicen a las adolescentes que es su derecho. Primer corrección, el mensaje no es solo a las adolescentes, es a toda la sociedad y sobretodo a los que creen que el cuerpo de la mujer es un bien público.
El movimiento feminista, no es un capricho de las mujeres, el exigir sean respetados nuestros derechos inherentes no es una pataleta, el manifestarse es recordar que seguimos, increíble pero cierto, seguimos exigiendo se respete el derecho de todas las personas por igual. Puto, gay, negro, afro, son etiquetas que no consideramos, son personas, a las que no hay que recluir y decirles donde es peligroso estar, sino exigir que en todas partes sean tratadas como personas. Los derechos, incluida la libertad, no se negocian. Eso no es anarquía, que poco saben de política quienes dicen como al pasar que tener igualdad de derechos es anarquía. El feminismo no está en contra de los gobiernos, no pretende su disolución, sino la igualdad de todas las personas en el ejercicio de sus derechos inherentes. Los reclamos no son inventos, la brecha salarial no es un mito, ni los femicidios o la cultura de la violación. Son realidades que miles de años de ser recatadas, púdicas y cuidadosas de donde y como, no lograron hacer desaparecer.
Los derechos que hoy se respetan, no se ganaron siendo comedidas con quienes nos los negaban, se ganaron como mujeres comprometidas, con los pies en la tierra y poniendo el cuerpo incluso la vida. No llegamos hasta acá para que alguien, venga a intentar enseñarnos a luchar, hace siglos venimos luchando y muriendo, ganando y perdiendo batallas, reinventando la lucha, sin necesidad de tener pene, pensamos, luchamos, vivimos. Le pese a quién le pese y es obvio que a alguien le cae pesado porque hasta nos dedica un artículo, utilizando una foto de un movimiento feminista, que es seguido por muchas adolescentes, jóvenes, adultas, señoras feministas de esas de larga data en la lucha, no una movida de nenas caprichosas. Cuánto desconocimiento de la realidad... También es un movimiento seguido por varones, de todas las edades y todas las etiquetas que desde el corto pensamiento de encasillar a las personas les quieran poner, acoto que solo mencionamos, porque evidentemente se les pasa el detalle por alto, no porque consideremos necesario hacer capítulo aparte, la lucha feminista, es un problema de toda la sociedad, de todas las sociedades.
La sinergia de el feminismo frente a los cambios sociales, su no dogmatismo, es lo que lo mantiene actual, su pluralidad es la que hace que todas las personas podamos involucrarnos desde alguna parte con él. Es así como desde la lucha de las sufragistas, pasamos a exigir igual cantidad de bancadas, elegir representantes en forma real, no manipulada. Nos reinventamos y seguimos luchando.
Porque no aceptamos que pongan a nadie cartel de exclusión, sea porque el boliche es de machos cabríos o de racistas. Que los machos cabríos aprendan a domesticar sus penes, que los racistas entiendan de una vez, que somos una sola raza desde hace cuarenta mil años en el planeta que las diferencias son un invento de cagones, si, de cagones, con miedo a enfrentarse a la realidad de que no son más que nadie, que toda esa basura en la que sustentan su poderío es una mentira.
Sí, son nuestros cuerpos y estamos educando al entorno a que los respete. A personas como usted, Alvaro, que cree que puede venir a descalificarnos tratando la lucha feminista o una de las muchas formas de la lucha feminista, de bufeos de nenas caprichosas.
Nos enorgullece la parte de bufeos, debo decir, ser reconocida nuestra lucha como el resoplar con ira o furor de un animal. De todo lo dicho es lo único coherente. Somos animales, no nos avergüenza serlo y preferimos que se nos cite como animales lo que implica la igualdad de condiciones entre los hombres y las mujeres, y todas esas etiquetas que se inventan innecesariamente, a que se nos oculte mencionandonos dentro de el masculino de la especie.
Bufamos con ira, sí, ira porque la tercer parte de las mujeres tienen su primer “experiencia sexual” de forma forzada siendo menores de edad, porque Uruguay el año pasado “ganó” el primer premio en femicidios. Bufamos, porque es más peligroso para una mujer estar en su casa esperando a su compañero con el mate, que ir de minifalda a tomar un whisky a un club de machos cabríos. Bufamos, porque a nuestros hijos e hijas les fomentan la violencia en vez de el amor y el respeto, les fomentan las desigualdades y las etiquetas, los roles de género los estereotipos, el exitismo y la discriminación. Porque creemos que todo eso que usted, como vocero de parte de la sociedad, dice, es una mentira, porque no estamos dispuestas a callarnos.
No negociamos, queremos todo, ni menos, ni más, lo mismo, para todas las personas.
No somos dos, somos millones, estamos en el rincón más alejado que se les pueda ocurrir, estamos en las ciudades, en los medios rurales, en todos lados, y no es con miedo con lo que nos van a callar.
Según el Código de Ética Periodística las coberturas deben ser equilibradas en el tratamiento de género, no deben ser sexistas, no pueden referirse a los homosexuales como “putos” ya que según el código no se debe mencionar estereotipos en las notas. Su artículo no es más que una visión unilateral y superficial de la lucha feminista, es una llanto de que las mujeres se quejan, una pataleta infantil carente de argumentos para defender su teoría, porque no existe tal, no apuesta a ninguna construcción.
Hombre rodeado de mujeres, en una manifestación feminista, y NO pide ser violado

Basqüedé Bajiná
La marcha de las Putas Montevideo-Uruguay-América-Cientos de ciudades del Mundo entero.
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